miércoles, 30 de diciembre de 2009

La defensa de Pedro Gori (2)

Estos son algunos parrafos pronunciados por Pedro Gori, en defensa de la anarquía y la crítica al Estado y la propiedad privada. Su elección ha sido al azar y recomiendo su lectura íntegra.

"La cuestión social, que es tan antigua como el antagonismo entre dominados y dominadores, atraviesa hoy el período agudo, y una solución (que algunos desean pacífica, otros creen será inevitablemente violenta) se impone al viejo mundo en bancarrota"
"¡Ah! Si yo os leyera, representantes de la ley, las vehementes invectivas que aquellas almas rebeldes que fueron los santos padres de la iglesia, lanzaron contra los ricos, acaso os sentiríais impulsados a imitar a vuestro colega y superior, el Fiscal de Milán, que en un periódico a vosotros adicto, se complació en recriminar las opiniones de los santos sobre la riqueza y la propiedad privada, opiniones en dicho periódico reproducidas del libro de Laveyele, que a la vista tengo,"El Socialismo Contemporaneo", y que principia con una insolente definición de San Basilio: "el rico es un ladrón", y termina, después de formular los mas terribles improperios contra los privilegiados de la tierra, con esta comunística consideración San Clemente: "En buena justicia todo debería pertenecer a todos. Es la iniquidad la que hizo la propiedad privada." Y Laveleye, que fue un ferviente socialista cristiano..."

"Y ya que el Fiscal, a propósito de la anarquía, ha dicho tantas cosas estupendas, por inexactas, ya que ha incurrido en tantas inverosimilidades, escuchad un momento lo que sobre el particular ha dicho un filósofo auténtico, Juan Bovio, al cual, en nombre del colegio de defensores, del cual formo parte nominalmente, envío un reverente saludo. En su magistral libro "La doctrina de los partidos de Europa", escribe: "Ya que la revolución, para cumplir la misión que su ciclo la destina, se presenta como social, el partido revolucionario por excelencia debe ser anárquico; debe presentarse no como adversario de ésta o aquélla forma de Estado, sino de todo el Estado, porque allí donde ve al Estado, ve privilegios y miserias, ve dominadores y súbditos, clases directoras y clases desheredadas, ve política y no justicia, ve códigos y no derechos, ve cultos dominantes y no religiones, ejércitos y no defensas, escuelas y no educación, ve el extremo lujo y la extrema carencia; y todo pontífice, rey, presidente, directorio, dictador, tal es siempre el Estado; divide, en dos partes la comunidad, y allí donde más divide, con uno u otro nombre, más domina. Orgulloso y altanero con los súbditos, envidioso con el vecino, el Estado es la opresión dentro y la guerra en el exterior. Bajo el pretexto de ser el órgano de la seguridad pública, es, por necesidad, despojador y violento; con el pretexto de custodiar la paz entre los ciudadanos y las partes, es el provocador de guerras vecinas y lejanas. Llama bondad a la obediencia, orden al silecio, expansión a la destrucción, civilización al disimulo."
"Anárquico es el pensamiento y hacia la anarquía va la historia."
"De ahí el atrevimiento y mal comprendido concepto de la anarquía: libertad de las libertades"

"Y ahora, señores del Tribunal, juzgadlos ya vosotros. Decid si es delito reclamar para los desheredados su parte de felicidad, si es criminosa su misión de libertad, de paz, para la cansada raza humana"


---La anarquía ante los tribunales--- de Pedro Gori. Edicion de "El Combate Sindicalista". Paris, 1974.

sábado, 26 de diciembre de 2009

La defensa de Pedro Gori (1)

En los meses de mayo y junio de 1894 se celebró en Génova un juicio masivo contra 35 acusados. Estudiantes, artistas y obreros. Todos ellos se encontraban en la sala de vistas encerrados en una jaula y ampliamente protegidos por un doble cordón de gendarmes, bayoneta en mano.
La acusación común a los 35 encausados -capitaneados por Luis Galleani- era la de pertenecer al movimiento anarquista o anarco-socialista, implicando en consecuencia una grave amenaza para la sociedad. En méritos del artículo 248 del código penal se les acusaba de diversos delitos contra la administración de justicia, la fe pública, la incolumidad pública, las buenas costumbres, el orden y las familias, las personas y la propiedad.

La tarde del día 2 de junio de 1894, en una sala con sus tribunas abarrotadas de público, entre ellos abogados, magistrados y estudiantes, tomó la palabra el abogado de la defensa, Pedro Gori, que unos días antes había sido absuelto del delito de pertenencia a banda anarquista, probablemente para que pudiera ejercer la defensa de aquellos 35 bandidos.

Su discurso ante el tribunal fue de una emotividad asombrosa; se declaró a sí mismo socialista anarquista, acusó de hipócrita al orden burgués que los juzgaba estableciendo un paralelo extraordinario entre ellos y Jesucristo, y enunció dichos de los padres de la iglesia que asombraron al público. Culpó a la sociedad opresora que perseguía a aquellos obreros luchadores de intentar perpetuar un régimen profundamente injusto. Habló de cambiar el mundo. Habló de una sociedad en la que unos pocos disfrutaban a su antojo de las tierras, de los bienes producidos, de los lujos, mientras una gran mayoría apenas podía mantener a sus familias. Habló de la necesidad de cambiar esa situación. Argumentó que también la libertad requería de libertad. Habló de anarquía.
La base jurídica de su alegato fue que se acusaba a aquellas personas de un delito intencional, sin que nada hubieran hecho más que ser anarquistas. La prohibición de castigar por meras intenciones ya existía en el código penal de la Italia de finales del siglo XIX.

La belleza de ese discurso aún me conmueve. Cuando terminó su exposición los aplausos fueron ruidosos y prolongados y el presidente del tribunal no pudo reprimirlos. Una multitud gritaba en la calle ¡vivan los malhechores amados!

Todavía hoy el discurso de Pedro Gori es usado como manual por los herederos del movimiento socialista anarquista, para practicar la defensa de los acusados de revolucionarios por el orden burgués.

No puedo sino recomendar su lectura, aunque no me resisto a volcar a este blog unos extractos de su contenido.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Algaradas climáticas

No cabe duda de que los científicos afirman que nos encontramos ante un cambio climático en el planeta, de consecuencias impredecibles. Desconozco el grado de verdad que esconden las afirmaciones cataclísmicas acerca de mutaciones irreversibles sobre la faz de la tierra, los océanos, los polos y la atmósfera. Desconozco incluso el grado de influencia que la actividad humana -su constante maltrato de los recursos naturales y la degradación que provocan sus residuos- pueda tener en la cristalización de esa crisis climática. Algunos científicos expresan que el posible cambio se debe exclusivamente a la existencia de ciclos geológicos naturales en las edades de la tierra.

La desertización provocada por la tala de árboles y la sobreexplotación de los recursos hídricos, las emisiones masivas de CO2, el consumo desmesurado de energía y la inversión atroz de insumos en su generación, el efecto invernadero provocado por la emisión de gases, el agotamiento de especies animales, especialmente marinas, la roturación excesiva de tierras para producción de alimentos, los vertidos de petróleo y de sustancias metálicas en las extracciones mineras, los residuos nucleares y un amplio etcétera de acciones humanas -o derivadas del comportamiento colectivo de la sociedad humana- pueden no tener nada que ver con el fenómeno denominado cambio climático.

Carezco de nociones científicas para hacer aseveraciones rotundas en uno u otro sentido, pero lo que parece obvio es que los fenómenos que he citado ocurren. Suceden cada día, semana tras semana, mes tras mes. Y no cabe duda que forman parte del modo de vida de las sociedades humanas de este mal llamado siglo XXI.

La cuestión no es tanto si vamos a provocar un cambio de ciclo geobiológico autodestructivo; no tengo problema alguno al respecto. Nunca he albergado duda alguna de que el animal humano es un depredador sin límites, que actúa como tal, y que por tanto es incapaz de frenar su proceso de canibalismo socio-planetario, cuya especialidad es haber establecido una cadena de predación sobre manadas menos sofisticadas o poderosas. La cuestión tampoco se centra en si la especie será capaz de construir una ética universal asentada en un cambio de relación con el medio natural que conduzca al planeta hacia la paz biológica y medioambiental y permita el desarrollo natural de los procesos geológicos. Doy por descontado que eso es imposible. A lo más que podemos aspirar es a crear una conciencia que será útil para unos cuantos. Podremos asentar algunas prácticas cotidianas en ese sentido. Pero nunca triunfó una ética universal basada en la defensa del colectivo ya que los predadores más poderosos siempre tuvieron capacidad para imposibilitar su teoría, su praxis y su extensión crítica.

La cuestión reside por tanto en apreciar la incontinencia. En entresacar los entredichos. En concatenar los contrasentidos para poder un día no lejano regresar a una tribu autosuficiente en la que construir una atalaya para disfrutar del irreversible proceso de desaparición de la especie humana. He aquí algunos de los dogmas del mundo actual: crecimiento económico igual a progreso, rechazo de las corrientes neomaltusianas, ausencia de ética en el trasiego de capitales -paraisos fiscales incluidos-, la insoportable liviandad de las mil familias que controlan el planeta. La brutalidad que implican esos dogmas se escapa incluso a la comprensión que podamos tener del mundo. La brutalidad de la asepsia ética del mundo en que vivimos no es siquiera perceptible por los sentidos ni imaginable por la razón. Esa brutalidad criminal, y paroxísticamente palpable, no puede ser contemplada sin provocar un estallido de la masa cerebral. No cabe duda que esa brutalidad nos acerca y de qué modo, al carácter del dios monoteísta que merodea por la humanidad encarnando el ideal de predación.

Solo puedo decir una cosa más: "Yo no valgo mucho, pero es fácil comprender que los problemas de tres pequeños seres no cuentan nada en este loco mundo"

martes, 8 de diciembre de 2009

Cine de barrio: Malditos bastardos

Viendo el poder actual de la iglesia, viendo cómo Zapatitos se pliega y esconde ante papá Rouco, temiendo sus exabruptos y manifestaciones, no me queda otra que quitarme el sombrero y reconocerles una maestría en el arte del poder y el crimen sin igual en la historia de los bichos humanos. Ahí los tienes, más de 1700 años de crímenes, de corrupción, de apoyo rastrero al poder y mecanismo indispensable e inherente a él. La institución criminal más antigua de la historia, ríete de los pardillos de la mafia, aprendices tardíos de los grandes maestros vaticanos. Los grandes administradores del miedo. Buuuuuh, que viene el demonio, tontolabas, buuuhhhh, haced lo que os diga, buuuuhhhh...

Puedo entender que el miedo a la muerte arroje al bicho humano a la idea de Dios, a trascender, a necesitar creer para vivir mejor. Oye, cada cual. Les recomendaría unas cuantas drogas que le van a dar los mismo resultados y además sin contraindicaciones, pero bueno, no es mi problema. Vive y deja de dar por culo.

Lo que ya no entiendo es que este bicho antropomorfo con ínfulas de semidiós elija como guía moral unas ideas y unas instituciones déspotas que han dedicado su existencia a esquilmarlo física y moralmente. Un breve recorrido por su historia nos los presenta asesinando a los cristianos disidentes en sus inicios, implantando una teocracia yihadista en la Edad Media, masacrando a los indígenas americanos, peleando por sostener los privilegios del Antiguo Régimen y de los monarcas absolutos, luchando para frenar las ideas de libertad, razón, progreso en la Ilustración y apoyando a todas las dictaduras genocidas del siglo XX, entre otras, a la de nuestro tío Paco.

Cualquier otra institución habría sido barrida con el cambio de acontecimientos pero ellos no. Ahí siguen, erigiéndose en bastiones de la moral y tratando de imponer a los demás unas ideas que ellos jamás cumplieron. ¿No tenemos memoria? Parece ser que no.

Hasta cuando vamos a seguir pagando a tipejos que dicen a crías de 16 años que los homosexuales son unos enfermos o que mi alumna que abortó el año pasado es una criminal. El mundo al revés.

Pero claro, yo soy un radical. Ellos no, ni los millones que callan ante el padrino Ratzinger y sus secuaces.

Así va el mundo, y así lo toleramos.

Por lo que hablamos, interesante Karlheinz Deschner:

  • Historia criminal del cristianismo.
  • El credo falsificado.
  • Historia sexual del cristianismo.

PD. Rata, los franceses, kagonto y salud.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El magnetismo del polluelo

Nunca fue suficiente tentar a la suerte para que la misma cayera de mi lado. La suerte no es un factor apriorístico, uno no puede contar con que aparezca en un punto de la trayectoria y te ayude a eyectar tus efluvios. Además la percepción de la suerte no siempre resulta objetiva. Y más aún si la pautamos temporalmente.
Ganar la lotería puede considerarse un signo de suerte. Sin embargo y con el tiempo uno puede concatenar una serie de acontecimientos desgraciados que le hagan percibir que la lotería fue en realidad la desencadenante de una cadena de infortunios. Lo mismo puede decirse de descubrir petróleo en Guinea Ecuatorial.
La causalidad también es conocida a veces como suerte. Sin embargo son los actos que acometo los que provocan los eventos futuros y no un sino concertado. Si aquel día conocí a aquella mujer fue porque fui a aquel sitio por una serie de motivos lógico-conscientes o aleatorios. El que ella se hallara en mi punto de destino trae su causa de que ambos fuimos allí. ¿Puede llamarse a eso suerte? En caso afirmativo no dejaríamos de estar ante una percepción extremadamente subjetiva del devenir de los aconteceres.
La casualidad también suele asociarse a la suerte. De las incontables casualidades que sufrimos a lo largo de los días solo denominamos suerte a aquellas que nos aportan un beneficio o un placer. Es injusto, pero lo consideramos suerte. Encontrarse con un conocido en el supermercado nos deja indiferentes. Si nos encontramos con una ex-pareja sentimental sin embargo, aludiremos a la existencia de buena o mala suerte en función de como acabara aquella relación y del cariño que subsista.

Son innumerables los tratados que se han escrito sobre el azar, el caos y la suerte. La suerte aparece a veces envuelta en un halo de negrura, como una conspiración de casualidades, configuradora de un destino preescrito y prescrito.
En ese contexto -de leyenda negra- es donde se suele insertar la historia del polluelo, de ese tipo recién llegado a un lugar nuevo al que parece salirle todo al revés; como si un extraño magnetismo le atrayera hacia las situaciones que evidencian su inexperiencia o lo abocan al ridículo público o privado.
Yo siempre he sido uno de esos polluelos con nefasta suerte (o concatenación de casualidades) para mis debuts institucionales o sociales. Siempre he gozado de un magnetismo exarcerbado para con la mala suerte de comenzar nuevas empresas.
Dos ejemplos. El primer día de Instituto, en la primera clase, fui expulsado a los dos minutos por un comentario inoportuno que casualmente escuchó la profesora.
Nada más iniciar la Universidad se me acercaron unos tipos, e ingenuamente trabé relación con ellos, creyendo que reportarían grandes emociones a mi vida. Y fíjate por donde aquel magnetismo de polluelo arrojó hacia mí a un ser ratuno y a un abuelo pseudo-uruguayo que me persiguen hasta la muerte y centran el núcleo gordiano de mis más siniestras y huesudas pesallidas.
A veces escribo sobre la suerte sin creer en ella y sin ser consciente de que conservo intacto ese magnetismo de polluelo embadurnado de sus aciagas consecuencias.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Verano del 86

Fue en 1986. Recuerdo perfectamente aquel verano. El mundial debía haberse celebrado en Colombia, pero este país no cumplió con las medidas de seguridad y se designó a México como organizador.
México 86 inventó la ola en las gradas y consagró un nuevo dios del fútbol, Maradona. La Inglaterra de Shilton y Lineker contempló paralizada como aquel equipo canchero y sureño, capitaneado por un barrilete cósmico vengaba en la superestructura del pan y circo la humillación sufrida por su pueblo (instada por la dictadura de un grupo de militares iluminados) a manos de la gran potencia colonial británica. Recientes los ecos de la guerra de las Malvinas, Maradona fabricó el gol más bello de la historia de los mundiales de fútbol, porque mezcló velocidad, dribling, presición, técnica y política. Minutos antes, Maradona había marcado un gol con la mano y al ser preguntado si reconocía haber marcado el gol de forma antirreglamentaria, solo pudo decir que él no era consciente, y que en todo caso se trató de la mano de dios. Hasta creo recordar que Víctor Hugo Morales -un conocido locutor de radio- manifestó que dios era argentino. El orgullo albiceleste nos hizo a todos un poco argentinos. Hoy lo recordamos con cierta nostalgia porque aquel fue el mejor jugador que hemos visto jugar. Y también porque éramos muy jóvenes.

Pero yo recuerdo aquel verano por encima de todo, por una joven mujer. Un verano en el que, tras infinitos escarceos y miles de fantasías absurdas, una joven mujer tuvo la indelicadeza y el sinsentido común necesarios para revolcarse con un adolescente nervioso, que todavía recuerda, entre imágenes inseguras una dura lucha entre la excitación y la imprecación. Y por encima de todo, una mareante sensación de no saber qué hacer, de no saber cómo hacer.

Aquel verano de 1986 entre Maradona, la escasez de ropa y la humillación inglesa me causó una conmoción de la que aún no estoy seguro de haberme repuesto.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Paisajes olvidados

Paisajes olvidados: Tras la muralla de la ciudad de la vega del segura, un arrabal inmenso se extendía en forma de ele, plagado de hermosos palacios, bellas dignaciones señoriales, baños y mezquitas. Sí, un arrabal árabe, plagado de murcianos árabes.
Una ciudad es una superposición de estratos de diferentes épocas. A veces al excavar en el centro de una ciudad, pongamos que para hacer un parking, van y aparecen los restos medievales de un arrabal árabe, casi una ciudad.
Hete aquí, que el gobierno de esa ciudad, determina que los restos pueden no tener valor arqueológico alguno -ay si fueran iglesias...-. Así la sede de ese gobierno -elitista, cristiano, conservador- ubicado en un palacio anexo a dos templos católicos ve amenazado su entorno por un museo al aire libre: ruinas majestuosas de un vetusto arrabal árabe.
Están que trinan ante la reexposición de un paisaje olvidado. Con lo hermoso que iba a quedar el parking.


Paisajes olvidados: Jarauta llega a "El País". O cómo de tan poco fuste intelectual salió un pseudo-columnista y prologuista emérito. Jarauta homenajeó a Levi-Strauss. Mañana quizá homenajeará a Karl Popper, y quién sabe si pronto lo hará con José María Pemán. Por homenajear (u homenarejizar) que no quede.

Paisajes olvidados: Si la predicción maya sobre el salto a otro mundo fuera cierta, en 2012 sufriríamos un cambio vertiginoso. Los conocimientos astronómicos de los mayas no tenían parangón alguno en comparación con los de las civilizaciones de la época y posteriores. Siempre han sido tratados como unos indios selváticos vestidos con taparrabos y bastante salvajes. Su ubicación geográfica (sur de México, Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras) coincide estrictamente con el corazón del denominado patio trasero. La justicia poética sobrevendría del hecho de que el germen de la destrucción del Imperio reinante (salto a otro mundo) proviniera justo de zona más arrasada, deprimida e indefensa del continente. Esperar y ver, lo único que queda a los derrotados sin esperanzas ni visiones.

Obama, el pacifista

Antes que Rafiki me eche la bronca por no haber colgado nada esta semana, inserto artículo clarificador de Chomsky y recurro a los clásicos:

"El mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no existía".

Keyser Soze
Sospechosos habituales

Puto gran tullido
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=95318

PD: Rata, comunica estado y posición

Y cuélgate algo, manke sea de los güevecillos, jejeje.

Salud pa tos, k va a hacer falta

PDx: Por cierto, tío, ¿cómo coño eres tan torpe encendiendo cigarros? La menarejización de tus movimientos me preocupa.

PDx+1: Mandadme las sugerencias de música, mastuerzos degeneraos

viernes, 13 de noviembre de 2009

Cotidianeidad

Algo debo de haber hecho mal. Una serie de sucesos poco halagüeños han rondado mi desmadrado andar estos días.

-Tengo que pasar la ITV a una vespino de 25 años, porque un policía local malvado y pertinaz pretende retirarme de la circulación y del parque móvil automovilístico-ciclomotoresco.

-Las tuberías de mi desastrosa morada gotean a los vecinos, amenazando con abrir en canal el minúsculo cuarto de baño en el que lavo mis verguenzas y practico autosexo.

-Tengo un ojo averiado, ya que intentar encender las colillas del rolling tobacco supone una actividad de riesgo imprevisible e inflamable.

-Los atrabiliarios viajes en tren a Alicante, que vengo realizando últimamente han estado a punto de dar con mis huesos en la estación más cercana -Crevillente- al haber desaparecido de mi ámbito posesorio el billete tan arduamente comprado en la terminal de Renfe.

-En solo una semana he hablado -física o telefónicamente, o vía email- con más de diez sujetos bancarios de diferentes casas de latrocinio crediticio. Mis neuronas se resienten patológicamente después de cada trabada conversación. ¡Qué tipos tan siniestros te encuentras!
Aseguro que detrás de cada mesa de sucursal bancaria hay más freaks que en el circo de Carnivale. Si yo hablara de los distintos tipos/as... La fauna alcanza variedades de infamia y degradación tal que si Darwin trasladara su estudio de las especies al serial humano-bancario, probablemente hoy hablaríamos de la teoría de la involución: churubitos, tecnócratas, prepotentes, golfos/as, correveidiles, solitarios enfermizos, cuernocanallas, trágalas, modernos, pasteleros, inflavías, zorras/os, delatores, créditoadictos,...

Podría continuar con otra serie de desgracias pero creo que es suficiente para esta trivial entrada, ya que las desventuras de un tipo inútil y capitidisminuido solo pueden compadecer a seres no humanos, sino ratunos.

domingo, 8 de noviembre de 2009

IDENTIDAD POPULAR

Se abre el debate, sube el telón. Zarko, ese hombre, lanza desafiante la cuestión: ¿Qué es ser francés? Toma. Y se queda tan pancho. Qué hombre. Rajoy ya se relame pensando en la comparación. Qué tropa.

¿Qué definirá el "ser" español? Difícil tema pues sólo conozco a unos cuantos y, para ser sinceros, he olvidado a la mayoría.

Lo que me preocupa es este afán de definir, reducir, fijar, alambrar las ideas. Tras la estupidez de los debates nacionalistas está lo verdaderamente cruel. Lo que a Zarko le preocupa, y a todos nosotros también, es que el Sur está llegando y sabemos que no hay barrera que pare la desesperación. Probamos ahora con la identidad. ¿Quién va a decidir qué es ser francés o español? Se trata de señalar, de diferenciar claramente a los que no son franceses, a los que habiendo nacido y vivido allí no se les considera así.

¿A quién pertenece la tierra, al que primero llega, al más fuerte?

Básicamente al que tiene dinero para comprarla. Así es.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Piratas

Los piratas. En Somalia, una horda de piratas hambrientos y bien armados abordan cuchillo en mano barcos pesqueros de otros países y a cambio de rehenes despluman los fondos reservados de cualquier Estado incauto dispuesto a recuperar a sus hombres.

No se trata de una clásica de piratas con Burt Lancaster, Gregory Peck o Errol Flynn. Ni siquiera de una cutre modernez pirata al estilo Johnny Depp, sino de huestes sin honor ni bandera dedicadas al más primario de los latrocinios.

Los viejos corsarios -que gozaban de la patente real para ejercer de corso- bebían ron, frecuentaban prostitutas y solían ser marinos solitarios. Ni rastro de ellos en el Océano Índico. Parece que fuera del Caribe o de la travesía transanlántica los corsarios no tienen cabida.

Los piratas que protagonizan nuestros telediarios son bruscos y toscos, probablemente muchos son analfabetos, hijos de la guerra y algunos no dejan de ser niños.

Ya no se trata de la del pirata cojo, con pata de palo, que tuviera por bandera un par de tibias y una calavera. No hay romanticismo en esta piratería.

Tampoco existe clasicismo en los otros piratas, en los grandes piratas, los que nos asaltan con la actualizada patente de corso que otorgan en Davos, en el FMI y en los alrededores de Whasington. Esos nuevos corsarios también han perdido la magia del toque Lubitsch o la del macguffin hitchcokiano. Los somalíes nunca atacan petroleros, ni buques militares -no se atreverían con sus hermanos mayores-, solo pesqueros y barcos de transporte de mercancías. No se atreverían con los corsarios. Son piratas de poca monta, eso sí, exhiben una crueldad digna de quién no ha recibido de la vida más que el lenguaje de la violencia.

viernes, 30 de octubre de 2009

El pizzadicto fotófobo

Aquel tipo vivía obsesionado con sus desmayos nocturnos. Frecuentemente le sobrevenía un cansancio insoportable y le flaqueaban las piernas hasta el punto de necesitar dejar caer su cuerpo en pleno sobre una superficie fija. Y desde ese estado de reposo le resultaba agónico contactar con la realidad exterior.
Se identificaba con "El crepúsculo de los dioses" ,de Billy Wilder, porque se reconocía en esa voz en off de un muerto (William Holden) narrando la consabida historia de una diva del cine mudo venida a menos con la llegada de los años y del sonido.
Él también se sentía un diva venida a menos intentando comunicarse con sus compañeros de estancia una vez que había sufrido un arrebatador desmayo fruto del cansancio, el alcohol u otras causas desconocidas.
Había probado a combatir esa especie de shock anafiláctico de diversas maneras, efectuando pruebas con todo tipo de fármacos y sustancias.
Con el tiempo aquellos ataques no solo no remitían sino que a ellos se había añadido un nuevo fenómeno: la intolerancia a la luz. Una fotofobia rabiosa que solo aguantaba la emulsión de las tenues imágenes desprendidas del televisor.
Una madrugada, en casa de unos compañeros, y de modo fortuito encontró un milagroso método de combatir sus espacios en blanco.
Uno de sus amigos, que regresaba hambriento a casa, había traído de la calle una pizza comprada en un puesto callejero after hour. De repente se alzó, comenzó a devorar aquella pizza y a recobrar las fuerzas. Se encontró fuerte de nuevo e incluso pudo hablar con los demás. Después le alcanzó un sueño reparador.
Desde aquel día su casa se llenó de pizzas, su trabajo también. En su mesilla de noche siempre había una pizza lista para ser engullida. Nunca salía de casa sin una bolsa que contuviera una pizza fría. Cuando notaba el menor desfallecimiento tomaba una ración de pizza y cómo nuevo. En el cine, en la discoteca, en los grandes almacenes no era extraño verle pretextar ir al baño y arrinconarse a engullir su necesario bocado de pizza.

Cada vez se sentía más cercano a William Holden, porque su conciencia actuaba como una voz en off que le permitía asistir a espacios de vida de los que antes no tenía noción alguna ya que quedaba sumido en el limbo blanco de la semi-inconsciencia.

El único síntoma que la pizza no le hizo superar cuando era atacado por esos singulares arrebatos fue el de la fotofobia, especialmente en el territorio de la madrugada. Por eso y desde entonces él mismo se siente como un paradigma del pizzadicto fotófobo.

domingo, 25 de octubre de 2009

De películas, series y otras drogas


En tiempos lejanos, algunos fumábamos y todo, kagonto cien veces, un tipo de pelo hirsuto (no podía resistirme) invirtió sus exiguos recursos en un televisor gigante, un vídeo ochentero y, la estrella del mundo audiovisual del momento, el canal +. Gracias a ello descubrimos uno de los placeres que nos acompañarán hasta nuestra muerte: desmayarse ciego a politoxinas viendo los primeros/últimos/aleatorios minutos de una película.

Ahhh, ese mapa de Casablanca, jejejeje. Sólo Rafiki puede presumir de haber llegado a la Marsellesa, pero sospecho que es otra de sus mentiras pues sabe perfectamente que nuestra memoria jamás podrá refutar sus invenciones. Kagonto.

Depender de un tipo así para que te recuerde tu pasado. Eso sí que es terrorífico. Eso sí es una reflexión sobre el tiempo pasado y futuro. Lo que recordamos que pasó, ¿pasó?

Rata, estoy seguro que se lo inventa por las noches en su casa. Nos aturde con nombres y fiestas que ni nos suenan para hacernos creer que nuestro cerebro está agujereado por las drogas y la vida. De este modo su mente de supervillano reconstruye un pasado que jamás existió, afectando así a nuestro presente y sometiéndonos a sus perversos designios futuros, que no son otros que quitarnos nuestra bien merecida cadena de televisión privada.

Kagon tos los delfines sociatas.

Sobre los carteles ratuskianos de la foto hablaremos otro día.

sábado, 24 de octubre de 2009

El futuro no es presente

Curioso planteamiento el que hace la serie Flash Forward (Fox) acerca del juego del tiempo, el presente y el futuro. La idea matriz de la serie resulta interesante si bien su desarrollo dramático es pésimo. Imagemos que por un momento podemos tener una visión de 137 segundos de lo que nos va a ocurrir dentro de seis meses, y que esa visión la tenga toda la humanidad al unísono.
La primera pregunta que surge es si el futuro existe. O más bien si llegará a existir. Y en caso de que llegue a existir, ¿puede que el hecho de conocerlo previamente modifique su desarrollo? ¿La modificación de su desarrollo sería automática -al estilo del principio de incertidumbre-?
La cuestión está mucho más trabajada respecto del pasado. Sabemos que el pasado no puede ser cambiado desde el presente. Baste recordar la paradoja del padre y el hijo. Si el hijo pudiese viajar al pasado y matase a su padre, él no llegaría nunca a nacer. Entonces, si se pudiese cambiar el futuro, querría decir que el presente -que sería pasado respecto de ese futuro que ahora sería presente- es móvil y que al igual que está condicionado por el pasado, puede condicionar el futuro y de conocerlo, cambiarlo.
Un viaje al futuro no puede cambiar el presente, pero el conocimiento previo de esos hechos por llegar si puede modificar nuestro presente. Si puediese conocer que voy a morir accidentado dentro de seis meses, eludiría los hechos que me iban a llevar a ese accidente. ¿O no?
El presente es complejo. El futuro inexistente. El pasado imperforable. Pero no debemos olvidar que somos pasado respecto del futuro, luego sí hay una forma de cambiar el pasado, que es conocer el futuro...

Lo más triste de esta hipótesis es que si bien no conozco con exactitud mi futuro, sí que puedo preverlo con total nitidez. Entonces me pregunto, ¿estaré haciendo lo necesario para cambiarlo adecuadamente a mis deseos presentes? O acaso mis deseos futuros habrán cambiado tanto respecto de los actuales que ese triste horizonte que me prefiguro me parecerá una óptima forma de vivir la vida.

A fuer de conocer el sentido del tiempo, nada me gustaría más que un cambio en su flecha. Que un repentino y caótico acontecimiento físico provocara que el tiempo cambiase de dirección y volviésemos hacia atrás. Retornar a la Universidad, después a la adolescencia y más tarde al útero materno para morir ahí plácidamente alimentado.
A fuer de ratuno, tal vez fuese deseable.