viernes, 13 de noviembre de 2009

Cotidianeidad

Algo debo de haber hecho mal. Una serie de sucesos poco halagüeños han rondado mi desmadrado andar estos días.

-Tengo que pasar la ITV a una vespino de 25 años, porque un policía local malvado y pertinaz pretende retirarme de la circulación y del parque móvil automovilístico-ciclomotoresco.

-Las tuberías de mi desastrosa morada gotean a los vecinos, amenazando con abrir en canal el minúsculo cuarto de baño en el que lavo mis verguenzas y practico autosexo.

-Tengo un ojo averiado, ya que intentar encender las colillas del rolling tobacco supone una actividad de riesgo imprevisible e inflamable.

-Los atrabiliarios viajes en tren a Alicante, que vengo realizando últimamente han estado a punto de dar con mis huesos en la estación más cercana -Crevillente- al haber desaparecido de mi ámbito posesorio el billete tan arduamente comprado en la terminal de Renfe.

-En solo una semana he hablado -física o telefónicamente, o vía email- con más de diez sujetos bancarios de diferentes casas de latrocinio crediticio. Mis neuronas se resienten patológicamente después de cada trabada conversación. ¡Qué tipos tan siniestros te encuentras!
Aseguro que detrás de cada mesa de sucursal bancaria hay más freaks que en el circo de Carnivale. Si yo hablara de los distintos tipos/as... La fauna alcanza variedades de infamia y degradación tal que si Darwin trasladara su estudio de las especies al serial humano-bancario, probablemente hoy hablaríamos de la teoría de la involución: churubitos, tecnócratas, prepotentes, golfos/as, correveidiles, solitarios enfermizos, cuernocanallas, trágalas, modernos, pasteleros, inflavías, zorras/os, delatores, créditoadictos,...

Podría continuar con otra serie de desgracias pero creo que es suficiente para esta trivial entrada, ya que las desventuras de un tipo inútil y capitidisminuido solo pueden compadecer a seres no humanos, sino ratunos.

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