viernes, 6 de noviembre de 2009

Piratas

Los piratas. En Somalia, una horda de piratas hambrientos y bien armados abordan cuchillo en mano barcos pesqueros de otros países y a cambio de rehenes despluman los fondos reservados de cualquier Estado incauto dispuesto a recuperar a sus hombres.

No se trata de una clásica de piratas con Burt Lancaster, Gregory Peck o Errol Flynn. Ni siquiera de una cutre modernez pirata al estilo Johnny Depp, sino de huestes sin honor ni bandera dedicadas al más primario de los latrocinios.

Los viejos corsarios -que gozaban de la patente real para ejercer de corso- bebían ron, frecuentaban prostitutas y solían ser marinos solitarios. Ni rastro de ellos en el Océano Índico. Parece que fuera del Caribe o de la travesía transanlántica los corsarios no tienen cabida.

Los piratas que protagonizan nuestros telediarios son bruscos y toscos, probablemente muchos son analfabetos, hijos de la guerra y algunos no dejan de ser niños.

Ya no se trata de la del pirata cojo, con pata de palo, que tuviera por bandera un par de tibias y una calavera. No hay romanticismo en esta piratería.

Tampoco existe clasicismo en los otros piratas, en los grandes piratas, los que nos asaltan con la actualizada patente de corso que otorgan en Davos, en el FMI y en los alrededores de Whasington. Esos nuevos corsarios también han perdido la magia del toque Lubitsch o la del macguffin hitchcokiano. Los somalíes nunca atacan petroleros, ni buques militares -no se atreverían con sus hermanos mayores-, solo pesqueros y barcos de transporte de mercancías. No se atreverían con los corsarios. Son piratas de poca monta, eso sí, exhiben una crueldad digna de quién no ha recibido de la vida más que el lenguaje de la violencia.

1 comentario:

  1. Ya te digo. Habría que ver quién es más pirata, los pescadores europeos/japoneses que esquilman las aguas de los países del Sur o estos harapientos somalies. Mis críos promovían esta mañana un asalto peliculero al barco para salvar el honor patrio. "Se están riendo de nosotros, maestro". Dudosos quedaron al saber que los pescadores eran vascos.

    Ya te digo.

    Rata, ande paras?

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