miércoles, 12 de octubre de 2011

Cine latinoamericano de la última década

El cine argentino ha mostrado una vitalidad apabullante en la última década, empujado por un puñado de autores de personalidad acusada, guiones plagados de ingenio y una originalidad en los planteamientos de los temas universales difícil de encontrar en otras latitudes, dando la razón a Welles de que de toda crisis emerge el genio creativo. De entre esos autores cabe destacar a Adolfo Aristarain, Juan José Campanella y Marcelo Piñeyro.
            El genio de Adolfo Aristarain se asienta sobre unos guiones precisos y sublimemente escritos que dibujan una sintaxis cinematográfica que no deja lugar a la improvisación o a un alejamiento del mensaje y que encuentra en Federico Luppi su actor fetiche. Tras sus clásicos “Tiempo de Revancha, 1987”, “Últimos días de la víctima, 1992”, “Un lugar en el mundo, 1992” y “Martín (Hache), 1997” entrega la emocionante “Lugares comunes, 2002” y la entrañable “Roma, 2004”.
            Juan José Campanella es sin duda uno de los grandes directores del cine contemporáneo. Tras sus inicios en Estados Unidos, dirige en Argentina y apoyado en su propio actor fetiche, Ricardo Darín, su trilogía no buscada,  integrada por la obra maestra “El mismo amor, la misma lluvia, 1999” sobre una convulsa historia de amor y periodismo con el trasfondo de las tres últimas décadas de la historia argentina, “El hijo de la novia, 2001” conmovedora historia sobre los sueños irrealizables con unos diálogos plagados de humor y dramatismo y “Luna de Avellaneda, 2004”, precioso relato sobre el compromiso con el entorno. También entrega “El secreto de sus ojos, 2009”, imborrable y magistral filme asentado en un guión extraordinario, una historia cautivadora y con unos excepcionales Ricardo Darín y Soledad Villamil.
            Marcelo Piñeyro envuelve sus filmes de un sentido trágico y si bien sus resultados son irregulares, su cine no deja indiferente. Películas como “Plata quemada, 2000”, “Kamchatka, 2000” o “El método, 2005”, resultan interesantes.
            Entre los veteranos cabe destacar a Eliseo Subiela que entrega “El resultado del amor, 2007” y a Luis Puenzo que realiza la sugerente “La puta y la ballena, 2004”. Por su parte Eduardo Mignogna dirige “La fuga, 2001”, “Cleopatra, 2003” y “El viento, 2005”, películas que no consigue redondear.
            La producción argentina ha presentado otras películas de interés. Carlos Sorín, creador de un cine minimalista es autor de “Historias mínimas, 2002”, “Bombón, el perro, 2004” y “El camino de San Diego, 2006”. Tristan Bauer, autor del extraordinario documental “Cortázar, 1994” entrega la precisa “Iluminados por el fuego, 2005” sobre la guerra de las Malvinas y el documental “Che, un hombre nuevo, 2010”. Fabián Bielinsky es autor de la fantástica “Nueve reinas, 2000” con guión plagado de giros ingeniosos y un extraordinario Ricardo Darín, actuación que repite bajo la misma dirección en “El aura, 2005”.
            En el género de la comedia destaca la figura del actor Diego Peretti que, con un personaje de inspiración woodyalleniana, ha intervenido en varias comedias deliciosas entre las que destacan “Nos sos vos, soy yo, 2004” y “¿Quién dice que es fácil?, 2007”, ambas de Juan Taratuto y “Tiempo de valientes, 2005” de Damián Szifrón.
           
            El cine brasileño ha presentado una serie de filmes de alto interés, mostrándose como una cinematografía incipiente con una proyección prometedora. Los éxitos internacionales de “Ciudad de Dios, 2002” de Fernando Meirelles, brutal historia de narcos en una favela con estética de videoclip, de “Estación central de Brasil, 1998” y de “Diarios de motocicleta, 2004”, sobre el joven Che, ambas de Walter Salles y de “Tropa de élite, 2007“ y “Tropa de élite 2, 2010” ambas de José Padilha, han captado la atención internacional.
            Meirelles y Salles han probado suerte en el extranjero con resultado diferente. Meirelles firma la británica “El jardinero fiel, 2005” sobre la novela de John Le Carré y la canadiense “A ciegas, 2008” sobre José Saramago. Mientras, Salles firma en Estados Unidos la mediocre “La huella (Dark Water), 2005”, regresando a Brasil para dirigir la efectiva “Línea de pase, 2008”.
            Otros filmes resultan interesantes, así, “Última parada, 174, 2008” de Bruno Barreto, “La mala hora, 2004” del veterano director del Cinema Novo Ruy Guerra, “La casa de Alicia, 2007” de Chico Teixeira, “El año que mis padres se fueron de vacaciones, 2006” de Cao Hamburger o “El cielo de Suely, 2006” de Karim Ainouz.
            En Colombia, también encontramos figuras de atesorado valor poético. Sergio Cabrera, autor de la deslumbrante “La estrategia del caracol, 1993” firma la interesante “Perder es cuestión de método, 2004” y Víctor Gaviria, director de la inolvidable, extraordinaria “La vendedora de rosas, 1998” presenta “Sumas y restas, 2004”. Hasta Colombia llegan el franco-suizo Barbet Schroeder para dirigir la dura “La virgen de los sicarios, 2000” y el estadounidense Joshua Marston para rodar “María, llena eres de gracia, 2004” con una impagable Catalina Sandino, intensa historia sobre el drama personal que se esconde tras los correos de la droga. También cabe reseñar los filmes “Soñar no cuesta nada, 2006” de Rodrigo Triana y “Satanás (Perfil de un asesino), 2007” de Andrés Baiz.
            En Bolivia destaca la figura de Marcos Loayza, heredero de Jorge Sanjinés, que firma películas de indudable interés como “Cuestión de fe, 1995” y “El corazón de Jesús, 2003”. Asimismo es responsable del premiado documental “El estado de las cosas, 2007” sobre los terribles padecimientos de la población indígena.
            En Perú, el gran Francisco Lombardi continúa entregando películas magníficas, así su comedia sobre Vargas Llosa “Pantaleón y las visitadoras, 2000” y su sensacional relato sobre un grupo de periodistas de sucesos “Tinta roja, 2000”.
            En Chile, cabe destacar la figura de Andrés Wood, realizador de acusada personalidad que entrega los imprescindibles films “Machuca, 2004”, “La buena vida, 2008” y “Violeta se fue a los cielos, 2011” biopic de la gran cantante Violeta Parra. Boris Quercia es autor de la entretenida comedia “Sexo con amor, 2003” y el veterano Raoul Ruiz de la original “Días de campo, 2004” y de “Misterios de Lisboa, 2010”.
            En Uruguay destaca el interesante aunque discreto filme “Whisky, 2004” de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll.
            En Venezuela, Luís Alberto Lamatta, director de la afamada “Jericó, 1990” entrega las curiosas “Miranda regresa, 2007” y “El enemigo, 2008”.  Alejandro Bellame es autor de “El tinte de la fama, 2008” y Jonathan Jakubowicz dirige “Secuestro Express, 2005”.
            En Cuba, Juan Carlos Tabío, codirector de la mítica “Fresa y chocolate, 1993”, es responsable de la divertidamente surrealista “Lista de espera, 2000” y Humberto Solás entrega “Miel para Oshun, 2001”.
            El cine mexicano, por último, también ha acreditado una vitalidad creciente. Apoyado en una nueva generación de directores de pulso firme y en ocasiones rabia desaforada, se han sucedido directores como Alejandro González-Iñárritu, quién teniendo como guionista a Guillermo Arriaga, debuta con la desmedida “Amores perros, 2000”, a las que siguen dos filmes estadounidenses, la sólida “21 gramos, 2003” y la efectista “Babel, 2006”. Separado de Arriaga entrega la mediocre “Biutiful, 2010”. Alfonso Cuarón es autor de “Y tu mamá también, 2001” y de la sobrevalorada producción británica “Hijos de los hombres, 2006”. Carlos Reygadas es un autor complejo y exasperante, autor de la estridente “Japón, 2002” y de la pausada “Luz silenciosa, 2007” sobre una historia de amor en una comunidad menonita.
            Otras películas interesantes son “Bella, 2006” de Alejandro Gómez Monteverde, “Morirse en domingo, 2006” de Daniel Gruener y la discutida y efectista “Conejo en la luna, 2005” de Jorge Ramírez Suárez.
            Por su parte el veterano Arturo Ripstein entrega sus filmes “Así es la vida, 2000” emocionante y creíble versión libre de Medea y “La perdición de los hombres, 2000” inteligente exhibición de humor negro.

martes, 11 de octubre de 2011

Cine español de la última década

             El cine español, eternamente en crisis, ha dejado en estos últimos años un ramillete de películas brillantes e innovadoras, salpicando una producción por lo general mediocre. El difícil equilibrio entre éxito comercial y calidad cinematográfica ha sido conseguido por apenas un puñado de cineastas entre los que destacan Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar y Fernando León de Aranoa.
            El universo de Pedro Almodóvar ha evolucionado en el sentido de abordar otros géneros sin abandonar su estilo efectista, transgresor y decididamente visceral. En esta década ha entregado dos obras discutibles pero magistrales como “Todo sobre mi madre, 2000” y “Hable con ella, 2002”, y la extraordinaria “Volver, 2006” con una sobresaliente Penélope Cruz, junto con obras de menor vuelo como “La mala educación, 2004”, “Los abrazos rotos, 2009” y “La piel que habito, 2011”.
            Alejandro Amenábar también ha recorrido diferentes géneros desde su inicio con la eficiente pero sobrevalorada “Tesis, 1996”. En esta década ha dirigido la insustancial “Los otros, 2001”, la obra maestra “Mar adentro, 2004”, agitada reivindicación de la eutanasia con un sublime Javier Bardem y la entretenida “Ágora, 2009”.
            Fernando León de Aranoa es el cineasta que mejor ha aplicado a sus  hiperrealistas filmes de denuncia social una dosis de magia. Su realismo mágico tan bien filmado en “Familia, 1996” y “Barrio, 1998” es llevado a su máxima expresión con la dramática pero delirante “Los lunes al sol, 2002”, clásico moderno del cine español con unos sensacionales Javier Bardem y Luis Tosar. Sus posteriores “Princesas, 2005” y “Amador, 2010” resultan interesantes aunque inferiores.
            Por el camino del realismo con sello propio, el cine español ha encontrado algunas películas notorias como la brillante “La soledad, 2007” de Jaime Rosales, la emotiva y contundente “Solas, 1999” de Benito Zambrano, autor también de la entretenida y maniquea “Habana Blues, 2005”, la sobrecogedora “Te doy mis ojos, 2003” de Icíar Bollaín, autora a su vez de la entrañable “Flores de otro mundo, 1999” y de “Mataharis, 2007”, el documental “En construcción, 2001” de José Luís Guerín, “El bola, 2000” de Achero Mañas o la sorprendente y espeluznante “Camino, 2008” de Javier Fesser.
            El cine de género ha proliferado abundantemente en esta década, prodigándose las comedias costumbristas de escaso o nulo interés al estilo de “El otro lado de la cama, 2002” de Emilio Martínez Lázaro o la infumable serie de Santiago Segura sobre su personaje Torrente, de gran éxito comercial. El cine de terror también ha experimentado un auge notable, con filmes como “Los sin nombre, 2000” y “Rec, 2007” de Jaume Balagueró, la segunda dirigida en compañía de Paco Plaza, “El orfanato, 2007” de Juan Antonio Bayona, “El espinazo del diablo, 2001” y “El laberinto del fauno, 2006” ambas de mexicano Guillermo del Toro, “Enterrado, 2010” de Rodrigo Cortés... En general se trata de filmes irregulares a los que Alex de la Iglesia añadirá la desmesura en sus sobrevaloradas “La comunidad, 2000”, “Los crímenes de Oxford, 2008” y “Balada triste de trompeta, 2010”.
            En el terreno del thriller se ha impuesto la figura de Enrique Urbizu, autor de las sólidas “La caja 507, 2002”, “La vida mancha, 2003” y “No habrá paz para los malvados, 2011”.
            En el cine de reconstrucción histórica destaca la entretenida “Alatriste, 2006” de Agustín Díaz Yanes que lleva a la pantalla el personaje de Arturo Pérez Reverte. Con peores resultados Vicente Aranda entregó “Juana la Loca, 2001” y “Tirante el blanco, 2006” y Emilio Martínez Lázaro “Las 13 rosas, 2007”. Tampoco cuajaron con acierto las adaptaciones al cine de “Los girasoles ciegos, 2008” de José Luís Cuerda y de “Soldados de Salamina, 2003” de David Trueba. Sin embargo cabe destacar la conmovedora “La lengua de las mariposas, 2000“   del propio Cuerda y con un soberbio Fernando Fernán Gómez y la vibrante “Salvador, 2006“  de Manuel Huerga.
            Otras apuestas innovadoras han resultado la desesperada “Smoking Room, 2002” de Roger Gual y J. D. Wallovits, la imprecisa “Azuloscurocasinegro, 2006“  de Daniel Sánchez Arévalo, la interesante intriga “Incautos, 2003” de Miguel Bardem,  “La flaqueza del bolchevique, 2003” de Manuel Martín Cuenca y el apabullante drama carcelario “Celda 211, 2009“ de Daniel Monzón, con un hipnótico Luis Tosar.
            El veterano José Luís Garci ha entregado sus personales “You´re de One, 2000”, “Historia de un beso, 2002” y “Tiovivo C. 1950, 2004”  apelando a un clasicismo ya obsoleto. Otro veterano, Fernando Trueba junto a Javier Mariscal dirigen el film de animación “Chico y Rita, 2010”. Montxo Arméndariz pone en escena una historia de maquis en “Silencio roto, 2001”.
            Por último cabe citar las sobrevaloradas filmografías de una serie de directores con obras que en su conjunto resultan aburridas. Isabel Coixet dirige “Mi vida sin mí, 2003”, “La vida secreta de las palabras, 2005”, “Elegy, 2008” o “Mapa de los sonidos de Tokio, 2009”, películas de sólido planteamiento pero con un desarrollo desesperante. El reputado Julio Medem es autor de las pésimas “Lucía y el sexo, 2001”, “Caótica Ana, 2007“ y “Habitación en Roma, 2010”. Gracia Querejeta entrega la aburrida “Siete mesas de billar francés, 2007”, Cesc Gay las interesantes pero inconsistentes “Krámpack, 2000”, “En la ciudad, 2003” y “Ficción, 2006”   y Agustí Villaronga las fallidas “El mar, 2000” y “Pa negre, 2010”.

lunes, 3 de octubre de 2011

Cine europeo de la última década

            Sobre el cine europeo gravitan las incertidumbres propias de la ausencia de una estructura productiva capaz de competir con la arraigada industria norteamericana. En muchas filmografías nacionales existe además un problema de relevo generacional.

            En Francia la última década ha dejado unos discretos resultados si se comparan con  su fértil producción anterior. Algunos de los autores veteranos mostrarán todavía su vigor. Bertrand Tavernier dirige la magnífica “Hoy empieza todo, 2000” y las discretas “La pequeña Lola, 2004” y “La princesa de Montpensier, 2010”. El clásico Claude Chabrol continuará su serie de películas de misterio en el corazón de la burguesía de provincias con “Gracias por el chocolate, 2000”, “La flor del mal, 2003” o “La dama de honor, 2004”. Jacques Rivette entrega las notables “Vete a saber, 2001” y “La historia de Marie y Julien, 2003”. Agnes Varda firmará la original y dura “Los espigadores y la espigadora, 2000”. André Techiné por su parte dirige “Los testigos, 2006”; Eric Rohmer presenta la admirable “La inglesa y el duque, 2001”; Patrice Leconte entregará la discreta comedia “Mi mejor amigo, 2006” y el georgiano Otar Iosseliani “Lundi matin, 2002“.
            El bagaje de producciones con interés es escaso, proliferando una serie de filmes de fuerte impacto comercial y escasa calidad como “American cuisine, 2000“  de Jean Yves Pitoun, “Los ríos de color púrpura, 2000” y “Gothika, 2003” de Mathieu Kassovitz o “El secreto de Anthony Zimmer, 2005” de Jerome Salle, entre otras. La más sobresaliente de estas obras es “Los chicos del coro, 2004” de Chistophe Barratier.
No obstante existe un ramillete de películas de interés obra de una nueva generación de directores. Jacques Audiard es el autor de “Lee mis labios, 2001”, “De latir mi corazón se ha parado, 2005” y “Un profeta, 2009”. El marsellés Robert Guediguian entrega la espléndida “La ciudad está tranquila, 2000”. Francois Ozon filma la inquietante “La piscina, 2003”. Francois Dupeyron presenta la tierna “El señor Ibrahim y las flores del Corán, 2003”. Jean Pierre Jeunet entrega la entrañable “Amelie, 2001”. Laurent Cantet es el autor de la fenomenal “La clase, 2008” sobre un grupo de alumnos de origen multiétnico y Nicolas Philibert del documental sobre un profesor rural “Ser y tener, 2002”. Michel Gondry dirige “La ciencia del sueño, 2006” tras haber rodado en Estados Unidos la original “¡Olvídate de mí!, 2004“. Gaspar Noe es autor de “Irreversible, 2002”, Samuel Benchetrit de la comedia “Janis y John, 2003”; Claire Denis de “El intruso, 2004”; Remi Bezancon de la entretenida comedia “El primer día del resto de tu vida, 2008”; Agnes Jaoui de “Para todos los gustos, 2000”; Chistian Carion de “Feliz Navidad, 2005” y Raymond Depardon de “La vida moderna, 2008”.
Entre los extranjeros que arriban a Francia destacan las producciones “La escafandra y la mariposa, 2007” del estadounidense Julian Schnabel, “El perfume: Historia de un asesino, 2006” del alemán Tom Tykwer y las dirigidas por Michael Haneke.

En Italia, la última década apenas ha producido filmes reseñables. La figura central de su cinematografía es Nani Moretti que entrega la terrible “La habitación del hijo, 2001” y “Caos calmo, 2008”. Marco Tullio Giordana es autor de “Los cien pasos, 2000” y hace para televisión la espléndida “La mejor juventud, 2003”. Gabriel Salvatores es responsable de “Quo vadis, baby?, 2005”; Paolo Sorrentino dirige de “Las consecuencias del amor, 2004“ y “El divo, 2008” sobre la figura de Giulio Andreotti. También destaca la adaptación de la novela de Roberto Saviano “Gomorra, 2008” dirigida por Mateo Garrone y la sórdida “La bestia en el corazón, 2005” de Cristina Comencini sobre las secuelas de los abusos sexuales en la infancia.
En Bélgica, los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, son autores de una serie de películas de rabioso realismo, influencia dogma y áspera visión como “Rosetta, 1999”, “El hijo, 2002”, “El niño, 2005” y “El silencio de Lorna, 2008”.
En Holanda, Paul Verhoeven, retornado de su aventura americana, entregará la excesiva “El libro negro, 2006”.
En Portugal, el nonagenario Manoel de Oliveira ha firmado una prolífica filmografía homenaje al plano secuencia, de ritmo lento y de cansada visión, entre las que podemos subrayar “Una película hablada, 2003”
En Polonia destaca la impagable figura de Roman Polanski. A través de coproducciones de varios países europeos este cineasta genial ha ido entregando obras de enorme calidad. La apabullante “El pianista, 2002” narra con crudeza la biografía de Wladyslaw Szpilman bajo la ocupación nazi de Polonia con un magnífico Adrien Brody. La sólida intriga “El escritor, 2010”  se verá superada por la delirante “Un dios salvaje, 2011”. El ya octogenario Andrzej Wajda entregrará “Katyn, 2007”, crónica de la masacre de miles de oficiales polacos en ese enclave.

En Rumanía, Cristian Mungiu entrega la impactante “4 semanas, 3 meses y 2 días, 2007“, sobre un aborto clandestino en la era comunista de Ceaucescu e “Historias de la edad de oro, 2009”, crónica de los durísimos últimos años de la dictadura comunista en clave de comedia. Catalin Mitulescu firmará “Cómo celebré el fin del mundo, 2006”.

En Hungría, el gran Istvan Szabo entrega la coproducción “Conociendo a Julia, 2004” con una estupenda Anette Bening.

En Rusia, destaca la figura del prolífico y polémico Alexander Sokurov, autor tildado de pseudointelectual y realizador de películas de difícil visionado como su célebre “El arca rusa, 2002”, extraño paseo por el museo Hermitage y “Fausto, 2011”. Andrei Zviagintsev firmará la sobria y emocionante “El regreso, 2003”. Sergei Bodrov entregará “Mongol, 2007” y el veterano Nikita Mihalkov la irregular “12, 2007”.

En Grecia, Giorgios Lanthimos dirige la original aunque petulante “Canino, 2009”.

En el cine balcánico, el gran director serbobosnio Emir Kusturica ha realizado “La vida es un milagro, 2004” y el curioso –y flojo- documental “Maradona por Kusturica, 2008”.  Goran Paskaljevic es el autor de la espléndida “Optimistas, 2006”, serie de cinco relatos de tinte satírico inspirados en “Candido” de Voltaire pero trasladados a la Serbia actual. Igualmente merece una reseña notoria el bosnio Danis Tanovic y su magnífica “En tierra de nadie, 2001” sobre la guerra de Bosnia.





sábado, 24 de septiembre de 2011

El cine del norte de Europa de la última década


            A mediados de los años noventa en el cine del norte de Europa iba a emerger un Movimiento que se constituiría como revulsivo esencial para entender la cinematografía contemporánea. El surgimiento de Dogma 95 implica una declaración de principios radical y con pretensiones de pureza que establece unas reglas que persiguen desnudar al cine de artificios, apegarse a la realidad con la violencia del presente de indicativo –la acción siempre transcurre aquí y ahora- y la sujeción estricta a la cámara en mano como único vehículo expresivo. Si para Godard el travelling es una cuestión moral, para Dogma 95 “debemos vestir las películas con uniforme de guerra”. El movimiento se estrenó con un ramillete de películas magníficas, viscerales e inolvidables, como “Rompiendo las olas, 1996” y “Los idiotas, 1998” de Lars von Trier, “Celebración, 1998” de Thomas Vinterberg, “Mifune, 1999” de Soren Kragh-Jacobsen o “Lovers, 1999” de Jean Marc Barr.
            En el corazón de Dogma 95 se sitúa Lars von Trier, un cineasta genial e impredecible, autor de la obra maestra “Bailar en la oscuridad, 2000”, de la desconcertante y atractiva “Dogville, 2003”, de la deliciosa aunque amarga comedia “El jefe de todo esto, 2007” y de la descompensada “Anticristo, 2009”.
            El cine danés posterior a Dogma ha seguido entregando películas de enorme belleza e interés que al tiempo no dejan de plantear los demonios de la moderna civilización europea y que en cierto sentido resultan tributarias de aquel movimiento. Lone Scherfig será la responsable de la comedia “Italiano para principiantes, 2001” y de la irregular “Wilbur se quiere suicidar, 2004” antes de marchar a Inglaterra a dirigir “An education, 2009”. Susanne Bier firma “Te quiero para siempre, 2003”, las grandiosas “Hermanos, 2005” y “Después de la boda, 2007”, la desgarradora “Cosas que perdimos en el fuego, 2008” y la magistral y emocionante “En un mundo mejor, 2011”, profusamente premiada. Otras citas de interés las tenemos con la demoledora “La herencia, 1993” de Per Fly, o la hermosa comedia noruega “Elling, 2001” de Peter Naess.
            Mientras el país de Dreyer se ha convertido en centro neurálgico del cine mundial, en Suecia el sempiterno Ingmar Bergman entregará su última película, la imprescindible “Saraband, 2003” con los insuperables Liv Ullmann y Erland Josephson. Precisamente Liv Ullmann es la responsable de “Infiel, 2000” otro filme de sutil belleza sobre el que gravita Bergman, con una impagable Lena Endre.
            También resultan notorias, aunque inferiores, la sorprendente historia vampírica “Déjame entrar, 2008” de Tomas Alfredson, la adaptación al cine de la trilogía de Stieg Larsson “Millenium, 2009” de Niels Arden Oplev y “Adiós mamá, 2005” de Klaus Härö.
            Mientras, en Finlandia el veterano Aki Kaurismaki entrega la notable “Un hombre sin pasado, 2002” fiel a su universo de fría austeridad narrativa.

            El cine alemán también ha sabido reciclarse tras el paso a un segundo plano de directores como Wim Wenders, Werner Herzog o Volker Schlöndorff, que aún entregaría “El noveno día, 2004” o “Billy Wilder habla, 2006”. Doris Dörrie, tras la divertida “Hombres, hombres, 1985”, vuelve a retomar el pulso de la dirección con “Sabiduría garantizada, 2000” y “Cerezos en flor, 2008”. Y otra veterana, Margarette von Trotta, autora de “Las hermanas alemanas, 1981” firmará la interesante “La calle de las rosas, 2003”.
Una nueva generación de sólidas películas han gozado a su vez de éxito internacional. “El experimento, 2001”, curioso film sobre el comportamiento humano en situaciones límite y “El hundimiento, 2004” sobrio y mortífero relato sobre los últimos días de Hitler, con un impecable trabajo de Bruno Ganz, ambas de Oliver Hirschbiegel; “Good bye, Lenin, 2003“ de Wolfgang Becker, comedia sobre los cambios producidos en Berlín Este tras la caída del Muro; “La vida de los otros, 2006“ de Florian Henckel-Donnersmarck, escalofriante historia sobre la asfixia vital a la que sometía a sus habitantes el régimen comunista de la antigua Alemania oriental; “Los edukadores, 2005“ de Hans Weingartner, irregular alegato ideológico; “Deliciosa Martha, 2000“ de Sandra Nettelbeck, maravillosa historia con el trasfondo de la cocina de un restaurante; “Berlín está en Alemania, 2001“ de Hannes Stohr, basada en un hecho real; “Cuatro minutos, 2006“ de Chris Kraus, grandilocuente historia de relaciones personales con la música como medio; “Sophie Scholl: Los últimos días, 2006“ de Marc Rothemund, nueva versión de la historia de la resistencia contra el régimen nazi; "Los falsificadores, 2007" de Stefan Ruzowitzky, entretenido filme sobre falsificación de moneda en un campo de concentración.
Una mención especial merecen dos cineastas de acusada personalidad, el alemán de origen turco Fatih Akim y el germano- austríaco Michael Haneke. Akin relata historias convulsas plagadas de fuerza como “Contra la pared, 2004” y “Al otro lado, 2007” ambas sobre el universo turco en Alemania y la fallida “Soul Kitchen, 2009”. Haneke revive el paradigma del director europeo reflexivo y heterodoxo, acusado de la excesiva lentitud de sus historias, así dirige “Código desconocido, 2000”, la exasperante “La pianista, 2001” sobre Efriede Jelinek, “El tiempo del lobo, 2003”, “Caché, 2005” impresionante e inquietante historia que constituye sin duda su mejor película y “La cinta blanca, 2009” lenta pero turbadora historia sobre la ambigüedad moral de la educación y sociedad alemana de principios del siglo XX.
           




viernes, 16 de septiembre de 2011

Cine británico de la última década

  El cine británico ha dado muestras en esta década de una vitalidad creciente, auspiciada por un continuo equilibrio entre un cine de carácter realista que visita las calles y la forma de vida de la gente y un cine de estudio, muy entroncado en la inspiración literaria, que se mueve a las mil maravillas en su conexión con la Meca hollywodiense. Siempre quedan en mitad de camino unos cuantos cineastas inclasificables. Para entendernos, las vías abiertas en los 80 y 90 por Ken Loach y Neil Jordan, de un lado y Stephen Frears, James Ivory o Kenneth Branagh por el otro. En medio quedaba el archiecléctico Peter Greenaway, autor por otro lado casi siempre insoportable.

 -Ken Loach ha entregado esta década las notables “Felices Dieciséis, 2002”, “El viento que agita la cebada, 2006” y “En mundo libre, 2007” y la extraordinaria “Buscando a Eric, 2009”. Por su parte Neil Jordan ha firmado “Desayuno en Plutón, 2005” y Jim Sheridan “En América, 2002”. Terry George presentaba “Hotel Rwanda, 2006”. Mike Leigh es el responsable de la estremecedora “El secreto de Vera Drake, 2004”. Stephen Daldry firmaría la entrañable “Billy Elliot, 2000” antes de marchar a Hollywood para dirigir “Las horas, 2002” y “The Reader, 2008”.
Por su parte Danny Boyle, alejado del mundo que muestra en “Tumba abierta, 1994” y “Trainspotting, 1996” dirigirá la extrañamente premiada “Slumdog Millionaire, 2008” y “127 horas, 2010”.
  Merecen también una mención las películas “Control, 2007” de Anton Corbijn, sobre la figura de Ian Curtis, líder de Joy Division, “This is England, 2006” una mirada aterradora sobre el mundo skinhead, de Shane Meadows, director también de la aceptable “Dead man’s shoes, 2004” y ”Red Road, 2006” de Andrea Arnold que describe con precisión un paisaje urbano en descomposición en el que sitúa una historia que no termina de funcionar. Asimismo Steve MacQueen ha dirigido dos filmes sensacionales, “Hunger, 2008” y “Shame, 2011” y Paul Greengrass se reveló con “Bloody Sunday, 2002” y “United 93, 2006”.
  Debe hacerse otra mención especial a las comedias de trasfondo social, “Irina Palm, 2008” de Sam Garbarski y “Once (Una vez), 2006” de John Carney, deliciosa película irlandesa que nos lleva al romántico paseo de un músico ambulante por las calles de Dublín.
  -Stephen Frears ha entregado esta década dos magníficas películas, “Alta fidelidad, 2000” y “The Queen, 2006” con una insuperable Helen Mirren. Kenneth Branagh no ha recuperado el pulso de antaño y ha entregado las mediocres “Como gustéis, 2006” nueva adaptación de una obra de Shakespeare, “La flauta mágica, 2006” y el remake de “La huella, 2007”. James Ivory, continuando con sus adaptaciones de dramas de época ha entregado “La copa dorada, 2001” sobre Henry James y la interesante “La condesa rusa, 2005” con unos magníficos Ralph Fiennes y Natasha Richardson. Richard Eyre firmó “Iris, 2002” y la deliciosa “Belleza prohibida, 2004” con Billy Cudrup y Claire Danes. El irregular, Mike Newell, ya asentado en Hollywood, firmó “La sonrisa de Mona Lisa, 2003” y “El amor en los tiempos del cólera, 2006”, adaptando pobremente la novela de García Márquez. Y mientras Sam Mendes dirigía en Estados Unidos las exitosas “American Beauty, 1999”, “Camino a la perdición, 2002” y “Revolutionary Road, 2008”, no hay noticias reseñables de John Madden (“Shakespeare enamorado,1998") o de Bill Condon (“Dioses y monstruos, 1998"), además del fallecido Anthony Minguella (“El paciente inglés, 1996").
  Un importante éxito comercial han tenido las películas “Love actually, 2003" de Richard Curtis, “El diario de Bridget Jones, 2001” de Sharon Maguire o “Notting Hill, 1999” de Roger Michell, destacando por encima de ellas la divertida “El discurso del rey, 2010” de David Seidler, con unos brillantes Geoffrey Rush y Colin Firth.
Entre los extranjeros no podemos obviar las impresionantes apariciones de Woody Allen en “Matchpoint, 2005” y “Scoop, 2006”, del brasileño Fernando Meirelles adaptando al cine brillantemente la novela de John Le Carré “El jardinero fiel, 2005” y de la danesa Lone Scherfig con "An education, 2009".
  -Por último queda por reseñar la filmografía heterodoxa e inclasificable de Michael Winterbottom, autor versátil, capaz de explorar todos los géneros y de rodar de muchas formas diferentes, lo cual le hace alternar genialidad con irregularidad. Entre sus películas resulta obligatorio citar “Wonderland, 1999”, “24 horas party people, 2002”, “In this world, 2003”, “9 songs, 2004” o “Camino a Guantánamo, 2006”. No puede concluir esta miscelánea sobre el cine británico sin mencionar a Kevin MacDonald, autor del impresionante documental “Touching the Void, 2004” y de la portentosa “El último rey de Escocia, 2006”.