viernes, 23 de abril de 2010

Gallus Gallus

Esta mañana, inexplicablemente, me ha desperatado un gallo. Si, un gallo. He pasado del sueño a la vigilia por el canto de un gallo. Vigoroso, esbelto, elegante. Incrédulo, he saltado de la cama para comprobar a través de las cortinas de mi ventana que, una y otra vez se repetía ese canto sin ser ello fruto de mis maltrechas neuronas.


Estaba subido a un olivo que está frente a mi habitación. Ha hecho de él su hogar.

Al principio me agradó la idea de tener como vecino a un animal, pensando que aquello sería un hecho puntual, pero la verdad es que no parece que tenga intenciones de mudarse, al menos de momento.

He coqueteado con la idea de lanzarle un cubo de agua para ver si puede dejarme dormir un poco mas, pero por la mañana hace frío y me da algo de pereza abandonar el calor de la cama para espantar a un pobre animal. He visualizado la escena y no puedo evitar sonreir al imaginarme en ropa interior, cubo en mano, el gesto serio y tratando de mojar a un gallo que está subido a un olivo.

La situación empieza a írseme de las manos. Algo tengo que hacer, pero ¿qué?

¿Alguien me puede ayudar?