viernes, 30 de noviembre de 2012

Cine estadounidense de la última década I


         
            El cine estadounidense, fundamentalmente made in Hollywood, ha continuado su tendencia de búsqueda de la espectacularidad a cualquier precio. Está en su esencia y es la fórmula utilizada para combatir a la cada vez más variada y gigantesca industria del ocio. Las videoconsolas y dispositivos de juegos para niños, los smartphone, las descargas de contenidos de internet y hasta la televisión por cable con sus magníficas series, han provocado que el cine continúe con su huida hacia delante en el levantamiento de nuevos espectáculos plagados de efectos especiales, visión en tres dimensiones y consumo fácil, aunque ello vaya en detrimento de la calidad de las historias que muestra.
            Para encontrar el mejor cine de la década debemos acudir a los directores clásicos que comenzaron en los setenta y ochenta, los cuales han gozado de libertad y financiación para sus proyectos y que han demostrado un firme pulso narrativo. Clint Eastwood, Woody Allen o Martin Scorsese han entregado muchas de las mejores películas de la década.

            Clint Eastwood, en plena madurez creativa, ha entregado filmes como la torturada “Mystic River, 2003” sobre una novela de Dennis Lehane y con unos turbadores Sean Penn y Tim Robbins; la obra maestra “Million dollar baby, 2004”, historia de enorme aliento lírico, sobre las relaciones padre hija con el trasfondo del mundo del boxeo y un alegato desesperado a favor de la vida y la muerte digna con una actuación memorable del propio Eastwood y de Hillary Swank; “Cartas desde Iwo Jima, 2006”, versión japonesa de la batalla de Iwo Jima donde revela la extrema humanidad del enemigo nipón y que es la réplica a “Banderas de nuestros padres, 2006”, versión norteamericana de la batalla, pero filme de inferior calidad; “Gran Torino, 2008”, magistral historia de relaciones humanas desarrolladas en el entorno de una barrio multiétnico propio de cualquier ciudad estadounidense y “Más allá de la vida, 2010” extraño relato sobre la vida más allá de la muerte . Junto a estas obras, ha entregado otras de menor calidad como “Deuda de sangre, 2002” o “El intercambio, 2008”.

            Woody Allen, el gran genio de la comedia norteamericana, ha debido emigrar en esta década en busca de financiación para sus filmes. Tras sus divertidas comedias “Granujas de medio pelo, 2000”, “La maldición del escorpión de jade, 2001” y “Un final made in Hollywood, 2002”, cambia el registro experimentando con los puntos de vista fílmicos de comedia y drama en “Melinda y Melinda, 2004” para marchar a Londres donde firma la fabulosa “Matchpoint, 2005” revisitación libre del clásico “Un lugar en el sol, 1951“ de George Stevens, adaptación de la novela de Theodore Dreiser “Una tragedia americana”, turbia reflexión sobre la codicia y el arribismo. También en Londres entrega la deliciosa comedia “Scoop, 2006”, en Barcelona realiza la irregular “Vicky Cristina Barcelona, 2008”, en París la entretenida “Midnight in Paris, 2011”, en Nueva York “Si la cosa funciona, 2009 “ y “Conocerás al hombre de tus sueños, 2010” y en Roma “A Roma con amor, 2012”.

            Martin Scorsese ha coleccionado una serie de películas de sobria grandilocuencia y bajo vuelo que ha alternado con estupendos documentales. “Gangs of New York, 2002”, “El aviador, 2004”, “Infiltrados, 2006”, “Shutter Island, 2010” y “La invención de Hugo, 2011” son un ejemplo de solidez narrativa y de frialdad y falta de enganche. Sus documentales “No Direction Home: Bob Dylan, 2005”, “Shine a Light, 2008”, “Una carta a Elia, 2010” y “Public Speaking, 2010” resultan notables.
            David Mamet ha filmado dos películas menores, pero con su sello de calidad en el guión, “State and Main, 2000” y “El último golpe (Heist), 2001”. El canadiense Terrence Malik entrega las poéticas aunque discursivas “El nuevo mundo, 2005” y “El árbol de la vida, 2011” y Sidney Lumet “Antes que el diablo sepa que has muerto, 2007”.

            Entre los más veteranos se ha agudizado sobremanera el peso de la decadencia, Coppola, Lucas, De Palma o Kasdam han dado signos evidentes de agotamiento. Y si bien Robert Altman todavía dirigiría la notable “Gosford Park, 2001”, Mike Nicholls “Closer, 2004” y Sydney Pollack “La intérprete, 2005”, resulta evidente que han llegado a su ocaso.
            Dejando a un lado a Steven Spielberg y a Ridley Scott, el genio del off-off David Lynch dirige dos de sus personales y surrealistas filmes, de difícil digestión visual, confuso guión y terrible encanto como “Mulholland Drive, 2001” e “Inland Empire, 2001”.