sábado, 16 de enero de 2010

Lost. Las referencias



A estas alturas de la historia y previamente a la exhibición televisiva de la sexta temporada de la serie de culto más importante de la década, los hábiles guionistas de Perdidos, Carlton Cuse y Damon Lindelof  ha ido acumulando en Lost una cantidad inabarcable de referencias simbólicas en relación con la cultura o la ciencia, que enriquecen los parámetros para la búsqueda de soluciones a los complejos misterios que envuelven la trama y sus personajes.
Resulta ingente describir todas las referencias culturales existentes. Aún así, existen unas cuantas que destaco por su importancia:
1) Ámbito científico. La referencia más evidente es el nombre de Daniel Faraday inspirado en el de Michael Faraday, físico británico considerado el padre del electromagnetismo y la electroquímica. La libreta de Daniel contiene toda la fundamentación teórica que explica los efectos del electromagnetismo y los viajes en el tiempo.
Asimismo aparece una referencia al péndulo de Foucault en la estación El Faro que custodia Eloise Hawking. Eloise es definida como una policía del tiempo. Su apellido nos remite a Stephen W. Hawking, el físico teórico autor de “Historia del Tiempo. Sobre el bing bang y los agujeros negros” .
Por último, en el vídeo de La Orquídea, se habla del efecto Casimir, en referencia a los físicos holandeses Hendrik Casimir y Dirk Polger, los cuales formularon una teoría acerca de campos electromagéticos sobre la que regresaremos.
2) Ámbito cinematográfico y televisivo. Existen gran cantidad de alusiones y evocaciones de películas de referencia de la ciencia ficción, la serie B, los seriales televisivos fantásticos de los 70 y 80… Podemos citar las referidas a la trilogía de las galaxias, películas de piratas –Black Rock- o las series de ciencia ficción conspirativa (Iniciativa Drama, Alvar Hanso).
3) Ámbito literario y del comic. En este comentario resultan inabordables en su integridad, pero podemos citar las de “Alicia en el país de las Maravillas” de Lewis Carroll, “El señor de las moscas” de William Golding, “De ratones y hombres” de John Steinbeck, “La Odisea” de Homero, “Apocalipsis” de Stephen King, “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, Arthur Goleen, Dostoievski, Chrichton, Hawking, Joyce…
Y por supuesto la Biblia y el Corán

El nombre de Charlotte S. Lewis –la pelirroja que enamora a Faraday- juega con las iniciales de C.S. Lewis, autor de “Las Crónicas de Narnia”. Narnia es un mundo oculto en el que el tiempo pasa más rápido que en la Tierra, y donde la magia es algo normal. El guardián de Narnia es Aslan, un león que se aparece después de la muerte.
Hasta existen referencias a libros que realmente no existen (al igual que ocurre con los discos de Geronimo Jackson), como la cita del libro “Rick Romer´s Vision of Astrologhy”.
No cabe duda de que los detalles están cuidados con un mimo sorprendente. Por ejemplo, cuando Ben Linus llega a Túnez, se registra en el hotel con el nombre de Dean Moriarty, el protagonista de “En el camino” de Kerouac.
No podemos omitir la evocación que la Isla hace de Honorius de Autum, autor del siglo XII que escribió De Imagine Mundi, obra que contiene un pasaje que textualmente dice los siguiente: “En el Océano yace una isla llamada La Perdida (The Lost). Sobrepasa de lejos a cualquier otra tierra en encanto y todo tipo de fertilidades, pero permanece desconocida a los hombres. Ahora y siempre puede ser encontrada por casualidad; pero si uno la busca, no puede ser encontrada, y por eso es llamada La Perdida”.
4) Ámbito filosófico. El tratamiento de la filosofía en la serie vuelve a implicar la puesta en escena de un juego de metáforas tratadas con suma habiblidad. Así, Los famosos empiristas británicos del siglo XVII, David Hume y John Locke, son evocados sin tapujos por los nombres de los personajes Desmond David Hume y John Locke. A tal punto llega su exaltación que el nombre falso que toma Locke cuando intentar hacer regresar a los 6 de Oceanic es el de Jeremy Bentham, el filósofo (siglos XVIII y XIX) del utilitarismo, hijo doctrinal de los empiristas, profundamente enfrentado a los pensadores racionalistas del siglo XVIII , en especial a Jean Jacques Rousseau (el nombre en la serie de la cientifica Danielle Rousseau).
La perversidad llega al punto de que el mentor del filósofo John Locke fue el político Anthony Cooper, casualmente el nombre en la serie del padre de Locke, al cual entrega un riñón, y de un modo indirecto acaba matando.
Si a ellos añadimos al filósofo anarquista Mikhail Bakunin –nombre del indestructible vigilante de La Llama-, o al místico orientalista Richard Alpert, al cual denominaban “sirviente de dios”-nombre de Ricardus Alpert-, el caos de interrelaciones gana una vertiente surrealista.
5) Ámbito cultural y religioso. Al margen de las evidentes muestras de integración en la serie de las diversas culturas y religiones mayoritarias actuales (africana, asiática, islámica, el número 108 sagrado para la religión hindú…), no podemos obviar la importancia de las culturas clásicas del Mediterráneo. El nombre de Jacob refiere sin duda a la Biblia, los jeroglíficos y la estatua de Tueris con sus cuatro dedos evocan a la cultura egipcia, los Otros hablan entre sí en Latín -cultura romana-, y Jacob teje en su telar una frase de La Odisea -cultura griega-.

¿Alguien sabe realmente -incluidos los guionistas- si existe un hilo conductor coherente en Lost?

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